LA MUJER EN LAS CULTURAS INDÍGENAS COLOMBIANAS

LA MUJER INDÍGENA: SUS DERECHOS Y SU DESTINO
Como parte de la campaña que condujo al reconocimiento del movimiento indígena internacional, las mujeres indígenas de todas partes del mundo están organizándose y creando sus propias redes y grupos para expresar sus preocupaciones y esperanzas.
Entre las preocupaciones especiales de las mujeres indígenas se incluyen la supervivencia de sus comunidades, de su identidad cultural y el reconocimiento del papel fundamental que desempeña la mujer en los esfuerzos que se realizan por promover los intereses de las poblaciones indígenas en todas partes. Las mujeres indígenas esperan se lleven a cabo reformas en las Constituciones de sus Estados, con miras a incorporar en ellas los derechos de las poblaciones indígenas y que un mayor número de países ratifiquen la Convención No.169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en que se pide que se protejan los derechos de las poblaciones indígenas y tribales.
Un número cada vez más elevado de mujeres están tomando la iniciativa en relación con el apoyo que prestan a sus comunidades y han estado a la vanguardia en lo que respecta a la promoción de la causa de sus pueblos. Rigoberta Menchu Tum, ganadora del Premio Nobel de la Paz e India Maya, fue internacionalmente honrada por su labor de promoción de los derechos humanos de las poblaciones indígenas. La Sra. Menchu vivió en México exiliada de su país natal de Guatemala, que sufrió más de diez años de una guerra civil destructora. Usó su experiencia personal de tortura e injusticia para apoyar su campaña por los derechos humanos de los indios de todas partes. En 1992 se le otorgó el Premio Nobel de la Paz por sus actividades en la promoción de la paz.
Aumenta la participación de las mujeres indígenas en las estructuras políticas nacionales, aunque aún es insuficiente. Algunas mujeres indígenas participan actualmente en la política nacional a los más altos niveles. En Ottawa, por ejemplo, Mary Simon, una esquimal, fue designada la primera Embajadora del Canadá para asuntos circumpolares, las naciones circumpolares son el Canadá, los Estados Unidos, la Federación de Rusia, Finlandia, Noruega, Suecia, Islandia y Dinamarca, bajo cuya autoridad el Gobierno de Autonomía de Groenlandia administra el territorio de 42,000 esquimales. La Sra. Simon se ocupa ahora de cuestiones ambientales y de los efectos de los proyectos de desarrollo sobre las poblaciones.
Hay muchas mujeres más que no son conocidas internacionalmente, pero que están impulsando cambios en sus sociedades. En Colombia, Eulalia Yagari, a la edad de 14 años y contra la voluntad de su padre, fue la primera mujer de su comunidad que participó en una reunión orientada a aumentar la sensibilización del público respecto de la recuperación de las tierras, proceso que ha sido utilizado con buenos resultados por algunos grupos indígenas para recuperar la posesión de sus tierras ancestrales. En la aldea de Eulalia, 900 personas vivían en 60 hectáreas de tierra. Gracias a su labor, se distribuyeron más tierras a su comunidad como resultado de la campaña de recuperación de tierras.
Aunque fue encarcelada durante algunos días, Eulalia prosiguió sus actividades de organización y al final se le otorgó más tierra a su comunidad como resultado de la campaña emprendida por recuperar la tierra.
Las mujeres indígenas encaran problemas enormes. Como la mayoría de las mujeres del mundo, han sido víctimas de la discriminación durante siglos. Pero como mujeres indígenas han sido objeto de una doble discriminación: por ser indígenas y por ser mujeres.
La discriminación de las poblaciones indígenas ha incluido el desalojo por la fuerza de sus tierras tradicionales, la exclusión de las esferas medulares en el plano político, económico y social; y el genocidio.
Como mujeres indígenas, en algunas comunidades, se les ha mantenido con frecuencia en una situación de dependencia. Se les ha marginalizado, se les ha negado el acceso a la tierra o se han visto sometidas a otras formas de discriminación.
En algunas regiones, la condición social de las mujeres indígenas se vio limitada grandemente en el momento de la colonización, con la imposición de nuevos sistemas políticos, económicos, sociales y culturales. Como se señaló en el Foro de Mujeres Indígenas del Ecuador, celebrado del 7 al 11 de septiembre de 1994, el colonialismo significó la pérdida de las tierras de las poblaciones indígenas, la introducción de un idioma sin sentido de la poesía, de una estructura política y administrativa irracional que no toma en cuenta las leyes de la naturaleza, y la imposición violenta de una religión judaico-cristiana en que la mujer es sinónimo de pecado.
Hubo un tiempo en que las mujeres indígenas desempeñaron un papel importante en sus comunidades: a la par del hombre, tomaban parte en el proceso de adopción de decisiones que afectaban al futuro de todo el grupo. Se les consultaba y sus opiniones eran escuchadas. Se las respetaba.
En muchos casos, la introducción de valores foráneos destruyó este equilibrio. Ello tuvo consecuencias negativas para la relación entre hombres y mujeres, así como para el papel de las mujeres en sus comunidades. Las mujeres fueron relegadas a una posición de importancia secundaria y se quebró la complementariedad tradicional de las funciones de los hombres y las mujeres.
En su vida cotidiana, en el marco de sus familias y comunidades, las mujeres indígenas encaran dificultades que se derivan de la falta de servicios básicos y de una educación deficiente o inexistente, entre otros problemas. Esos factores obstaculizan grandemente su participación en la sociedad.
  EDUCACIÓN Y CAPACITACIÓN DE LA MUJER INDÍGENA.
En términos generales, el enfoque autoritario de la mayoría de los sistemas educacionales que se han impuesto a la población indígena no ha tomado en consideración la importancia de los valores tradicionales y culturales de esas poblaciones. Antes bien, en los sistemas educacionales se ponía el acento en la integración de los grupos indígenas en el molde nacional. Con frecuencia, la mayoría de los niños indígenas no podían adaptarse a esos sistemas y, en consecuencia, en las comunidades indígenas existen tasas de analfabetismo muy elevadas y una escasa preparación educacional. En Bolivia, por ejemplo, los niveles de escolaridad de las poblaciones indígenas son tres años inferiores a los de la población no indígena, y la diferencia es mayor en relación con las mujeres indígenas.
Recientemente se han introducido algunas medidas innovadoras para remediar esta situación.  En algunas zonas se ha elaborado un sistema educacional para cada comunidad étnica, sobre la base de la diversidad lingüística y cultural.
Una escasa preparación educacional significa que la mayoría de las mujeres indígenas no pueden esperar sino ganar bajos salarios, en el caso de que encuentren trabajo.
En consecuencia, a las mujeres indígenas les resulta muy difícil escapar del ciclo de extrema pobreza, explotación y empleo mal pagado. Según la Organización Internacional del Trabajo, los ingresos devengados por los aborígenes de Australia ascienden únicamente a la mitad del promedio nacional y la tasa de desempleo entre los aborígenes es cinco veces superior a la tasa de desempleo a nivel nacional.
No cabe dudas de que invertir en la mujer - dar prioridad a la educación y la capacitación de la mujer - en última instancia redundará en beneficio de todos los miembros de la comunidad. Y la educación apropiada es especialmente importante para las mujeres indígenas, pues a menudo son ellas principalmente las que conservan y transmiten su rica y diversificada cultura.